jueves, 26 de abril de 2012

Video sobre un caso: Maltrato encubierto

 
El vídeo trata de reflejar la importancia que tienen las relaciones familiares en el  desarrollo psicoafectivo del niño/a  y su repercusión en el rendimiento. Finalmente, se proponen unas posibles actuaciones por parte de la tutora y del centro.

La  grabación representa la situación de Saray, una niña de un aula  de infantil de niños/as de 5-6 años de un centro público, ubicado en un barrio de clase social baja donde los problemas de desempleo ocasionados por la crisis están teniendo graves consecuencias.

En el barrio en el que vive Saray, en muchos casos el estrés, la impotencia, la falta de autocontrol de algunos padres, etc. derivados de su situación socio-económica perjudica seriamente las relaciones afectivas y la convivencia en el seno familia. En los casos más extremos, se encuentran los niños cuyos padres tienen algún problema de drogodependencias o alcoholismo que conllevan situaciones de negligencia y semiabandono de sus hijos,  en muchas ocasiones.

La multiculturalidad presente en el centro  desde hace varios años hace que este aspecto, el de la diversidad étnica y racial, hayan sido tratados y valorados con anterioridad y, por ello, la escuela, actualmente cuenta con un proyecto orientado a dar respuesta a este alumnado. La experiencia ha ido demostrando que la labor llevada a cabo por docentes está teniendo éxito, ya que en las aulas de primaria y secundaria conviven alumnos de diferente origen cultural y la convivencia y las relaciones entran dentro de la normalidad.

Sin embargo, los problemas familiares derivados de la reciente crisis que están repercutiendo negativamente en el rendimiento de muchos niños, son aspectos que no se habían visto hasta ahora como un problema generalizado que requiere de una intervención inmediata y de una prevención familiar a cargo tanto de la Administración como desde la propia escuela.

En el vídeo se puede ver cómo Saray, una niña de 5 años es tratada con mucha rudeza por su madre que la “machaca” psicológicamente y que además le pega. Emocionalmente, Saray es muy vulnerable, su autoestima es muy baja y no se cree capaz de hacer nada bien.  Saray vive con miedo y con angustia y está muy confundida porque no siempre encuentra un motivo a las vejaciones que la infligen, no sabe cuando hace las cosas bien y cuando las hace mal y, por ello, se siente paralizada.

Saray es compañera de Salim, una niña de origen magrebí cuyos padres se sienten muy orgullosos de que su hija hable bien el castellano y han depositado muchas expectativas y esperanzas en la niña. La situación de esta familia es bastante difícil pero la ilusión de sacar a su hija adelante en un nuevo país para ellos los hace mantenerse unidos como una piedra e ir superando obstáculos. Salim está muy contenta aunque los recursos de su familia sean escasos y su casa no resulte muy confortable. En clase disfruta tremendamente y destaca entre sus compañeros/as por su rapidez mental con los números. 

En cambio Saray, una niña con gran viveza y muy lista, ha sufrido un retroceso  y no parece la misma. Poco a poco se ha ido quedando atrás y sus capacidades parecen no ser las mismas, sin embargo lo son pero ¿qué ha pasado con ellas? 

La tutora está muy preocupada, ha visto llegar llorando a Saray en reiteradas ocasiones, apenas juega con sus compañeros y está muy deprimida. Tiene sueño en clase y apenas se concentra, le cuesta seguir la dinámica grupal y la tutora considera que de seguir así la niña se encontrará con dificultades mayores en un futuro que le impedirán superar con éxito las exigencias curriculares.

La tutora se cuestiona cómo abordar esta situación y dar respuesta a las necesidades de Saray para que su aprendizaje no se vea perjudicado.

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